El machismo en el arte
- Natalia López
- 2 abr 2020
- 1 Min. de lectura
Durante toda la historia la mujer ha vivido y sigue viviendo en una situación de inferioridad respecto al hombre. Este factor también ha influido en toda la historia del arte.

Las mujeres conforman el 60% de estudiantes de Artes y Humanidades y, a pesar de esto, tan solo el 13,7% de las obras expuestas en galerías tienen firma femenina. En los museos más famosos de España tan solo el 5% de las obras son de artistas femeninas, del total de 1627 obras expuestas en el Museo del Prado, solo hay seis realizadas por mujeres.

En la historia de la literatura podemos encontrar a numerosas mujeres que tuvieron que usar seudónimos o publicar su obra de forma anónima para ocultar su género y así poder hacerse un hueco entre los escritores masculinos.
Entre estas mujeres se encuentran las hermanas Brönte, que usaron los seudónimos de Currer Bell, Ellis Bell y Acton Bell para poder publicar algunas novelas que se convirtieron en clásicos de la literatura. Otro ejemplo es la escritora Louisa May Alcott, autora de Mujercitas, quien tuvo que firmar sus novelas de corte gótico bajo el seudónimo A. M. Barnard, para evitar que el público se perdiera en asuntos sexistas y prestase atención al texto.
Desgraciadamente, hoy en día todavía encontramos escritoras que utilizan seudónimos masculinos o iniciales para ocultar su condición de mujeres, como es el caso de J. K. Rowling, autora de Harry Potter, debido a que su editor la convenció para que utilizase iniciales porque no tenía mucha confianza en que tuviera éxito si aparecía bajo un nombre femenino.
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